Por Ricardo Sametband | LA NACION
En electrónica de consumo, al menos, China es la fábrica del mundo. Allí y en Taiwán se fabrican casi todos los componentes (aunque Japón y Corea del sur son grandes proveedores). Allí también existen lo que parecen ser infinitas líneas de montaje en las que operarios toman esas partes y las transforman en celulares, computadoras, televisores, etcétera. Esto se replica, en mucho menor escala, en México, Brasil y, con sus particularidades, en Tierra del Fuego.
La más grande de esas compañías es Foxconn;emplea a un millón de operarios. A principios de esta década se encontró en el ojo de un huracán: varios empleados se suicidaron, incapaces de seguir viviendo -literalmente- dentro de una fábrica. La compañía implementó luego varios cambios para mejorar las condiciones de vida de sus operarios.
Otra muy grande es Pegatron, en donde se metió la semana pasada la BBC para denunciar las condiciones de trabajo y las jornadas de 12 horas o más de operarios trabajando para armar equipos de Apple (la compañía, al igual que luego de una investigación del New York Times, dice que son acusaciones sin fundamento y que trabaja para cambiar las condiciones laboralesen esos lugares controlando también a los proveedores de las fábricas).
Ambas compañías fabrican dispositivos para múltiples marcas.
«Esos son los ejemplos conocidos, pero las malas condiciones se dan en las demás plantas de esta industria, e involucra a todas las marcas», le explicó a a LA NACION Alba Trepat, una de las representantes de Electronics Watch, un consorcio formado por siete organizaciones europeas sin fines de lucro que pelea por los derechos laborales de los operarios de la industria electrónica, y que nació después de los suicidios en Foxconn.
«Lo que queremos es proveer un servicio de auditoría para hacer el monitoreo de las condiciones laborales en las fábricas de electrónica -afirmó-. En plantas en China, Corea del Sur, Malasia, Hong Kong o Indonesia los salarios se ajustan al mínimo legal o quedan por debajo; en muchos casos las horas extra son obligatorias; deben cumplir cuotas de producción, sobre todo en épocas con pico de demanda, y no pueden irse hasta que no las completan.»
En estas plantas asiáticas, detalló Trepat, las jornadas pueden llegar a ser de 12 horas, 6 días a la semana, superando lo que establece la OIT y la legislación china; los operarios están expuestos a sustancias tóxicas durante la fabricación de los equipos, como el benceno, que ya no se usa ni en Europa ni en Estados Unidos, lo que trae enfermedades a los operarios (cáncer, leucemia, insuficiencias renales).
Un grupo danés elaboró un duro informe sobre este tema, Vientos de cambio, luego de analizar las condiciones de trabajo en Corea del Sur en mayo de este año, y también en China; está en español, se puede descargar del sitio de Electronics Watch (PDF) y detalla el impacto físico y mental que tiene trabajar en esas condiciones; abarca sobre todo a Samsung, pero también a Apple, Foxconn y LG. Y es un ejemplo, detalló Trepat, de lo que sucede en el resto de las empresas que se dedican a fabricar este tipo de equipos.
«Existe desde muchas compañías una política explícita de persecución sindical -explicó-. Los operarios no tienen protección. Hasta ahora, todas las auditorías se hacen en los horarios y zonas que determinan los fabricantes, y sólo hablan los empleados que ellos eligen; y se genera un conflicto de interés, porque las auditorías las contratan las mismas compañías, es decir, quien los audita es su cliente.»
La alta demanda por la electrónica de consumo (1800 millones de celulares se venderán este año, por ejemplo) es el principal empuje. «El costo de fabricación es clave -dijo la representante de Electronics Watch-. Si los costos laborales están más bajos en otro país, mudan la planta; lo mismo para la flexibilidad laboral, porque muchos pedidos tienen urgencia; buscan lugares donde puedan exigirle a la gente que trabaje por la noche, los fines de semana, en horario extendido, lo que sea».
Lo que está haciendo esta organización es, justamente, aconsejar a las compañías a organizar contratos de compra que incluyen cláusulas con códigos de conducta; es lo que se denomina Compra Pública Responsable. Las empresas proveedoras se comprometen a revelar en qué fábricas hace sus productos, y a garantizar el acceso a auditorías sin cita previa, que se hace a través de sindicatos y otros grupos de defensa de los derechos laborales.
Apuntan a tener en funcionamiento Electronics Watch a mediados del año próximo, para mejorar las condiciones de trabajo de quienes fabricaron, como mínimo, parte del dispositivo que está usando para leer esta nota..

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